Fray Martinus, el Il.luminatti

Existe un curioso personaje en Catarroja que es famoso en el lugar por sus peculiares ocurrencias que, lejos de solucionar problemas que él mismo genera, los empeora.

Así, vamos en el pueblo de mal en peor, padeciendo los súbditos sus males, con estoica paciencia.

En su esquema mental, se cree un gran personaje, adelantado a su tiempo, con cuya inmensa sabiduría cree deleitarnos y sacarnos a los pobres pueblerinos del atraso sempiterno en el que nos movemos, renovando y modernizando Catarroja hasta poder situarla en el elenco de las ciudades más modernas y bonitas de Valencia. Recuerdo el refrán con el que nos deleita la sabiduría popular que afirma que "el infierno está empedrado de buenas intenciones"

Fray Martinus vive recluido en su celda/despacho que se aloja en el tercer sótano del ayuntamiento. Una lóbrega estancia en la que se pasa todo el día en meditación trascendental a la espera de que le llegue la siguiente iluminación mística de la consciencia. De ahí que la ciudadanía, admirada de tan magno personaje, le denomina con el cariñoso apodo de "Il.luminatti"

El il.luminatti, es un intermediario entre la sabiduría inmarcesible divina y la plebe, a la que tiene que soportarnos, por pura decisión propia y voluntaria. Un mártir que se sacrifica estoicamente por el bien de la Humanidad y, en concreto, de Catarroja. Siempre en la defensa de los más necesitados.

Una vez ha recibido la siguiente revelación divina, la guarda celosamente en su interior, cual arcano místico que debe ser correctamente interpretado para hacerlo accesible al resto de la ciudadanía. Mientras tanto, la ciudadanía, aguarda expectante, en silencio sepulcral, esperando fervorosamente a que nos deleite con una nueva ocurrencia de las suyas.

Llegada la hora de la revelación pública, Fray Martinus hace pública su siguiente acción a través de su perfil personal, de los medios de propaganda habituales y RR.SS. donde no tiene reparo en alardear de lo más nimio y cotidiano. El clamor popular se hace eco de la buena nueva y aclama, con fervor entusiasta, agradecidos, el favor recibido. Es tal el nivel de confianza del pueblo con Martinus, que él asume su total representatividad.

Martinus tiene una personalidad polifacética que a veces actúa como un Robin Hood, otras veces lucha contra molinos como el Hidalgo D. Quijote, otras veces aparece su lado más oscuro y actúa como el enterrador, pero siempre con ese tick absolutista que le caracteriza siempre en cualquiera de las personalidades que manifieste.

Seguidamente os hago partícipes de algunas de las revelaciones con las que nos ha bendecido en los últimos años.

Glamour

Martinus es de grandes ideas místicas que, al igual que afirmaba Platón, son perfectas en el mundo teórico, pero que al final, tienen imperfecciones cuando se implementan. Vamos, como el comunismo y el socialismo, doctrina que tanto admira nuestro personaje.

Por eso, una vez reveladas las iniciativas al pueblo llano, Martinus pierde interés en ellas y centra todas sus energías en la siguiente revelación; dejando que sean los mundanos los que rematen las obras que tan indolentemente abandona, desentendiéndose de tan poco glamourosas actividades.

Lo mismo le pasa con la señalización horizontal incongruente.

César

Así, al igual que hiciera Nerón incendiando Roma, aplica la misma doctrina de destrucción creativa a todo lo que se interpone a su camino, ya sea estanques o animales mitológicos, emulando a las más temibles fuerzas de la Naturaleza.

Plaça del Funeral

Martinus tiene escaparates en los que se puede comprobar su pundonor y profesionalidad en la gestión eficaz y eficiente de los males que el cree que aquejan al municipio. Así, tiene un lugar de actuación emblemático en el que desarrolla toda su potencialidad con ánimo y empuje admirable. Y si tuviéramos que elegir un lugar paradigmático que resumiera su singular entrega al pueblo de Catarroja, ese sería, sin lugar a dudas, la Plaça del Funeral.

En este lugar emblemático y representativo de Catarroja, Martinus se ha destacado en dos acciones: una en superficie y otra bajo tierra.

De la primera destacaríamos al ascensor; agujero negro por el que se han colado cientos de miles de euros en diferentes actuaciones realizadas a lo largo de los años que han dado lugar al mundialmente famoso festival internacional de entrada al aparcamiento por la rampa.

Ecologista

Martinus es un ecologista de salón fetén que recuerda a las sandías, que sólo son verdes por fuera, pero por dentro, siguen siendo políticamente rojas hasta la médula.

Así, bajo la coartada de la accesibilidad, incrementa en realidad el impacto sobre el medio ambiente de forma desproporcionada, convirtiendo la conducción por Catarroja en un reto equiparable a salir del laberinto del Minotauro de Rodas, en la antigua Grecia.

Así, en su obsesión compulsiva de peatonalizar toda Catarroja, no duda en eliminar todas las plazas de aparcamiento gratuito y próximo, expulsando a todos los vehículos a un extrarradio lóbrego y apestado. El uso político de las plazas de aparcamiento es crucial para su política marxista de lucha de clases, en la que es vital emplear un lenguaje bélico que ayude a crear artificialmente el estado de emergencia permanente.

En su particular e incomprendida forma de entender su ecologismo, no ha dudado en aplicarnos la doctrina de Shock en diversos actos consumados como en el parque del Secanet, o en la eliminación del bosque que crecía en el Camí Real y que ahora ha sido reducido a un esquelético esperpento de arbolitos que hacen lo que pueden. Árboles cuya sombra real es superada por la de los propios viandantes.



Pero no sólo se trata de sustituir los anteriores árboles por los arbolitos, sino que además, de paso que el Pisuerga pasa por Valladolid, este iluminado, elimina árboles que habían anteriormente, haciendo que el vecindario tenga que asumir el coste de sus caprichosas decisiones poniendo las toldos y parasoles que antes eran innecesarios.

Circulación

Martinus es muy de tirar la piedra y luego esconder la mano, de forma que sean los demás los que acabemos pagando los platos rotos de sus decisiones bien directamente, bien indirectamente a través de la subvención de sus ocurrencias vía nuestros impuestos municipales. 

Así, frente a los problemas de aparcamiento que él mismo genera con sus obsesiones particulares, Martinus, el il.luminatti, no duda en quitar un carril para reconvertirlo en unas pocas plazas de parking, aunque ello conlleve que luego se monten largas colas de coches en hora punta; eliminar carriles de circulación de coches para reconvertirlos en carriles bici que nadie usa; imponer un carril bici en mitad del polígono industrial, que no sirve para nada pero que molesta mucho; ocurrencias como los pasos de cebra piatonales...

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