Sombrillas que sustituyen árboles

Hubo un tiempo en el que Catarroja era más resiliente. Es decir, que disponía de más capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación extrema como está siendo esta ola de calor.
Antes, en lugar de ir en contra de la naturaleza, la empleábamos como aliada para librarnos del calor, para bajar la temperatura de la calle, para captar CO2 de la atmósfera, para refrescar el ambiente, para que los bares pudieran tener más clientes y que el coste de explotación del negocio fuera menor, lo cual repercutía en los precios finales a los clientes. A esto, se le denomina ecología.
Ahora, nuestra eco-resiliencia ha volado por los aires. Las sombras de los diminutos arbustos que nos han puesto en Camí Real apenas pueden tapar algo del calor del sol a una sola persona. Las calles se abrasan de calor, la cantidad de CO2 que retiramos del ambiente es mínima comparada con la que se retiraba antes.
Por si fuera poco, ahora los bares tienes que sustituir unas frondosas sombras naturales por artificiales sombrillas y toldos. Hoy en día, los vecinos tenemos que pagar más por el aire acondicionado y los bares tienen que repercutir en el precio de sus servicios el incremento de coste de los toldos y sombrillas. Los clientes tienen que consumir más bebida porque el calor es mayor.
En un solo tramo de no más de 50 metros, pueden ver a tres bares con 8 (ocho) sombrillas y un toldo para poder mal librar a sus clientes del calor. Donde antes había "gasto", según decía nuestro nunca suficientemente amado concejal de urbanismo, ahora hay más aires acondicionados, trabajando, consumiendo más horas al día, más toldos y más sombrillas. Ya sólo falta que pongan un impuesto por aire acondicionado y el negocio será redondo para aquellos que ordenaron la tala.





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