¿V o W?

Dependiendo de la anchura de la calle y de la altura de la acera respecto del asfalto o adoquinado, se puede poner la canalización de recogida de aguas pluviales por el centro de la calle, generando una calle con un perfil en forma de V o bien en los laterales, en la unión de la acera con el adoquinado, generando una calle con un perfil en forma de W. 

En el caso de las calles en forma de W, por razones obvias, la acera estará en alto respecto de la superficie de rodadura de los vehículos para salvaguardar a los peatones de la acumulación de agua que se pueda producir en los días de lluvia. La acera presentará una leve inclinación hacia la calzada para desaguar la lluvia hacia la calzada dejando la acera lo más seca posible para los peatones.

Calle con un perfil en forma de V con canalización de aguas pluviales en superficie. Aceras integradas con superficie de rodadura. Tanto el agua de las aceras como la de la calzada se concentra en el centro de la calle, dejando sin charcos la calzada tanto para vehículos como para peatones

Calle con un perfil en forma de W con canalización de aguas pluviales a los lados y aceras por encima de la superficie de rodadura para evitar que el agua de lluvia invada la zona peatonal

Buenas prácticas

Ejemplos de buenas ejecuciones de calles peatonalizadas y accesibles son las calles de la Plaça Major, Casetes de S. Isidoro o S. Pedro, entre otras. Todas ellas más bien estrechas y que presentan un perfil en V, con un drenaje de las aguas pluviales al centro de la calle, de forma que el charco de evacuación de aguas se centra entre las ruedas de los coches y NO bajo sus ruedas, para que salpiquen a los viandantes, evacuando adicionalmente el agua de la acera hacia el centro de la calzada, dejando que las aceras queden practicables para los peatones.




Se puede observar que en todas las calles anteriores, el agua se concentra en el centro de la calzada, entre las ruedas de los vehículos, dejando drenadas las aceras, en lo posible.

Mala Praxis

Si la calle es estrecha, NO se debería poner un perfil en W que lleva el agua de lluvia a los laterales, precisamente porque es allí donde se encuentran los peatones. Si además se ponen unas aceritas testimoniales, no se deja casi espacio para caminar en seco. Y si además, como pasa en la calle Paiporta, si se practican trapas de desagüe cada 50 metros, entonces todavía se embalsa más agua, sobre todo, teniendo en cuenta que la inclinación de la calle es muy baja.


Si a esto se le añade que la calle es estrecha y difícilmente puede pasar un coche y soportar dos aceras, la derivación del agua a los laterales trae como consecuencia que se conduce el agua precisamente hacia donde circulan las ruedas de los neumáticos de los coches, por lo cual, el pobre peatón está condenado a mojarse, si no por la lluvia, por las salpicaduras involuntarias de los coches, y si no, por obligarle a chapotear sobre los charcos que se forman por insuficiencia de drenaje en las aceras.

Pero no sólo son los peatones los que están afectados por esta decisión arbitraria y lamentable, sino que las fachadas de los edificios también quedan afectadas. Ahora, los vecinos tienen que poner en las puertas protecciones antisalpicaduras, que antes no necesitaban y a limpiar fachadas y pintarlas más a menudo por las salpicaduras producidas.

Ejemplo de los despropósitos en W, especialmente en calles estrechas como la calle Paiporta, anteriormente mencionada, es la calle Paluzié, que costó más de un cuarto de millón de euros en "mejorar", o la amplia avenida de la Diputación, cuyas molestias para los peatones son obvias en cuanto caen cuatro gotas.

Y por si piensan que el ayuntamiento ha aprendido y no va a volver a caer en el mismo error, vean las obras que actualmente están realizando en el carrer de Crescenci Chapa y en las cuales vuelven a caer una y otra vez en el mismo error. Una calle cuyos arreglos presentan un coste por metro lineal equiparable al coste de construcción de una autovía moderna. Dinero que has pagado tú, de tu bolsillo.

Y no contamos otros errores más, producidos en las ejecuciones de esa calle, como la eliminación de plazas gratuitas en el centro de la población o el mantenimiento de las canalizaciones eléctricas en altura.



Resumiendo:

  1. Había una calle en la que no existían problemas de humedades para los peatones en época de lluvias.
  2. Se bajan las aceras al nivel de la calzada.
  3. Se desvía el agua hacia donde caminan los peatones.
  4. Se embalsa en las aceras y debajo de la zona de rodadura de los neumáticos de los vehículos.
  5. Los vehículos salpican a peatones y fachadas de edificios.
  6. Como consecuencia, ahora los propietarios particulares tienen que comprar sistemas de protección para salvaguardar puertas de acceso a las viviendas, más productos de limpieza de fachadas, perder más tiempo limpiando las fachadas y además aumentando la frecuencia de repintado de las mismas, con el consiguiente incremento de gasto en pintura y mano de obra.
  7. El ayuntamiento que ha tirado la piedra de este desaguisado, guarda la mano irresponsablemente y mirando para otro lado, no solo no corrige el error, sino que no paga el incremento de gastos producidos a los vecinos, ni por los perjuicios ocasionados.

Y todo esto sin contar con los perjuicios ocasionados a los peatones, que ahora están peor que antes. Poca ecología, sostenibilidad y resiliencia hay en esta decisión. Todo un despropósito realizado a conciencia por el que viene siendo el concejal de urbanismo más iluminado que ha tenido este pueblo desde el advenimiento de la democracia.


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