La neolengua es un invento que apareció por primera vez en el libro 1984 escrito por George Orwell en 1947. Lo escribió recién acabada la segunda guerra mundial a raíz de su experiencia directa y personal con el bando rojo republicano en España. Esta es una técnica de uso que suelen emplear actualmente las izquierdas y especialmente en CatarRoja. Si algo funciona, no lo cambies, aunque haya pasado casi un siglo.
El pasado 12 de enero de 2025, tuvo lugar un "acto cultural"
en el que las
organizadoras del evento, que no organizadores, repartieron
panfletos, editados para la ocasión y patrocinados por Plataforma per la
Llengua
País Valencià (sic.) donde se
justificaba el acto de las meigas de enero. Desconocemos si esta plataforma está a favor de promocionar la neolengua o el barceloní más fino. Igual esto no es más que un falso dilema y se pretende como adalid de ambas. No es incompatible.
Durante el carnaval republicano de enero se repartió un panfleto alineado perfectamente con la agenda 2030, a la que sirve y admira, dado su contenido. En este panfleto cuidadosamente ilustrado y con texto medido con precisión milimétrica, se intentaba justificar una fiesta sin que nadie le hubiera pedido explicaciones a los organizadores.
Portada del panfleto repartido en la cabalgata roja de las meigas de enero que tuvo lugar en CatarRoja en 2025
Veamos a continuación algunos ejemplos concretos de uso de la neolengua en el caso práctico que nos atañe del panfleto propagandístico que nos distribuyeron gratuitamente a los asistentes.
En contra de la RAE y el IEC
Es curioso el elaborado malabarismo lingüístico que emplean los organizadores para camuflarse bajo la coartada de «llevar música, colores y alegría a los niños y niñas de las zonas afectadas por la dana». Obsérvese el empleo correcto de la neolengua al emplear la sobada construcción hembrista de "niños y niñas". No desaprovechan puntada que no lleve este hilo.
Si miran en la primera ilustración del panfleto, nada más comenzar dice que... hace ¡¡90 años!!, un grupo de mujeres y hombres sabios se reunieron y pensaron hacer una semana festiva para la infancia. Pueden leerlo en correcto barceloní en la siguiente foto.
Imagen del panfleto repartido en la cabalgata
En reiteradas ocasiones, la Real Academia de la lengua Española (RAE) han afirmado que el masculino se utiliza como neutro, por pura economía del lenguaje; tildando de cursi al invento de lo que se autodenomina lenguaje inclusivo, por artificioso. El Institut de d'Estudis Catalans también se ha desmarcado del lenguaje inclusivo. O sea, que aunque escribas en barceloní, también se te aplica el cuento.
Inclusión excluyente
Sin embargo, la soberbia de quien así se empecina en seguir manteniendo su autodenominado lenguaje inclusivo, deja muchas veces a quien lo usa con sus evidencias al aire: que en realidad se emplea la lengua como ariete excluyente. De esta manera, se emplea de forma hipócrita la inclusión como coartada para separar y dividir lo que previamente ya estaba incluido. Es la maniobra típica de la izquierda: generamos la falacia de un hombre de paja al que posteriormente atacamos, llenando todo el escenario de paja cuando ya estaba limpio de ella. Gracias a esta maniobra, se puede justificar cantidades astronómicas del dinero que te han vaciado previamente de tus bolsillos vía impuestos, para contratar chiringuitos encargados de limpiar. Así pasó con las leyes de violencia de género, el aborto y tantas otras. Obviamente, los encargados de gestionar los chiringuitos son ellos mismos.
Así, por ejemplo, se observa cómo se explicita, sin necesidad, que se reunió un grupo de mujeres y hombres; sí en ese orden, pero a continuación sólo explicita "sabios"; eludiendo deliberadamente la palabra "sabias", dando a entender que la sabiduría es propia de los hombres, pero no de las mujeres. O al menos, las mujeres a las que aceptaron en aquella ocasión. Tengan en cuenta que los allí reunidos eran todos socialistas y comunistas, ambos opuestos totalmente al sufragio femenino.
El uso de lenguaje hembrista impregna todo el panfleto que sigue hablando torpemente de los gigantes y las gigantas (sic.) o los payasos y las payasas. En cambio habla de los cabezudos, pero no de las cabezudas. Igual es que el término se asume peyorativo por parte de la guionista y se lo asigna sólo a los hombres, pero elude hacer lo mismo con las mujeres. Una incógnita de la cual nunca sabremos cual fue la razón visceral que forzó esta decisión.
Página del panfleto en el que aparecen cabezudos, pero no cabezudas. ¿Error u omisión deliberada?
Por si esto no fuera poco, dentro del panfleto en el que los organizadores intentaban justificar un acto que se suponía YA ERA TRADICIONAL, aparece un guiño hembrista a Papá Noël en una de sus páginas interiores.
Mamás noelas en un carro (trineo) tirado por la estrella de Navidad con estela
En este guiño hembrista, se intenta contraprogramar y sustituir a Papá Noël por tres mujeres. No quisiera deducir de este hecho que hacen falta tres mujeres jóvenes, y encima con poderes mágicos, para poder sustituir a un hombre viejo. Mal tiro por la culata habría resultado este acto.
O este otro ejemplo en el que no faltan los niños y las niñas y el consabido "totes i tots". Especial mención a la elipsis que se realiza al no mencionar a los totis y las totis (1), que no sabemos por qué, han sido discriminados tácitamente, no visibilizándoles ni reconociendo su identidad en este rebuscado texto que, alardeando impostadamente de inclusivo, les excluye de facto. Los totos, las totas, los totus y las totusas, tampoco aparecen, ni se les esperan. Es lo que tiene la inclusión excluyente. Si es que no hay nada como alardear de lo que se carece, cayendo en los mismos pecados que se denuncian. Mt 7, 1-5.
Revolución francesa ampliada
En la segunda página, nada más comenzar presenta a las "tres magas de la humanidad", por lo visto, mundialmente famosas, dando por hecho, como si de un acto consumado fuera, que el lector debería de estar familiarizado con ellas. Así de tapadillo, mete las tres palabras del lema revolucionario francés que tanto gustaba al despiadado Robespierre, de cuyo terror tanto nos acordamos.
Por
otro lado, incidir en el empleo de la neolengua hembrista añadiendo la
coletilla artificial de "sororidad" es una forma ladina de
discriminación de las mujeres al hacerles diferentes de los hombres puesto que requieren un tratamiento excluyente que no caben dentro de la fraternidad
que incluye a todas, todes, todis, todos y todus. Es una forma cursi de
separar impostadamente bajo la coartada de incluir. Vamos, un ejemplo
de manual del perfecto marxista y de paso quedar como un hipócrita refinado.
Nótese además el atrevimiento al que llega la redactora, doña Cristina Escrivà Moscardó en su obcecación ideológica que llega a afirmar que sin las meigas de enero: libertad, igualdad y fraternidad-sororidad... "¡¡El mundo no podría ser feliz!!". Que se lo pregunten a los masones revolucionarios que soltaron esta perorata a finales del lejano siglo XVIII; que se lo pregunten a Robespierre, otro Lenin anticipado, como Largo Caballero; a Napoleón; a todos los que rompieron el imperio español desgajando sus provincias de ultramar y dejándolas a merced del gringo del norte y la pérfida albion. Ciertamente desconocemos el criterio por el cual se considera que el mundo ha sido mejor desde entonces gracias a esto. Por lo visto, la coartada sirvió a muchos de sus adeptos para otras muchas cosas.
Y ya de paso, colocamos junto con la fraternidad, la sororidad, otro palabro impostado de reciente incorporación al nuevo diccionario de
la neolengua que nos intentan imponer los autodenominados
"progresistas". Un palabro que está inexorablemente vinculado a la premisa incuestionable (un dogma de fe en la nueva religión de estado que impregna todo el ayuntamiento de CatarRoja) que asume la existencia de la desigualdad basada en el sexo, que los marxistas lo sustituyen por la palabra "género" y otras formas de opresión y violencia. Un palabro que comenzó a extenderse en la lucha hembrista para diferenciar la solidaridad entre mujeres de la de los hombres porque se en un contexto de desigualdad estructural sexual y la exclusión social que enfrentan las mujeres. El tufo marxista de la lucha de clases en Catarroja, se huele a distancia.
Corolario
Un acto que bajo la coartada de integración, tolerancia, ecología... y todos los palabros de la neolengua que quieran, se propone como contraprogramación a una actividad tradicional ya existente previamente y con arraigo social. Una actividad cursi que pretende tradicionalizarse con un objetivo claro de sustitución y reemplazo cultural.
¡Que no te den meigas por Reyes!(1) Toti. Forma coloquial de referirse a uno que hace tonterías o pifias.
Comentarios
Publicar un comentario