ZERcando al ganado

Una ZER es la abreviatura de Zona de Estacionamiento de Residentes. Existen diferentes variantes en función del criterio de permanencia que se establezca.

En Catarroja, se está intentando aplicar un "proyecto piloto" de ZER. La falta de espacio de estacionamiento es tan patente, incluso en las zonas ZERcadas como Les Barraques, que el mismo ayuntamiento reconoce una falta de aparcamientos, que nunca admitirá que ha sido causada por sus actuaciones. Es más, alardea de ello reconociendo que desde 2015, no han parado de peatonalizar calles en este barrio tradicional. Es el mismo ayuntamiento que se limpia las manos en un problema, del que ellos son responsables, recomendando que la gente que no encuentre aparcamiento se vaya a la zona asilvestrada de Albal, donde la gente puede abandonar sus coches en oscuros descampados.

El ayuntamiento también amonesta a los vecinos, que se quejan de la falta de espacios de estacionamiento, porque los vehículos autorizados para aparcar en la zona naranja, también pueden aparcar en zona que no es naranja. Cuando el problema principal es que no existen suficientes plazas de aparcamiento, ni en la calle, ni en aparcamientos privados.

Esto es especialmente doloroso para personas con movilidad reducida o ancianos que no llegan a cumplir los requisitos para alcanzar la ansiada plaza de inválidos delante de sus casas, pero tienen que irse al extrarradio a aparcar un coche que antaño lucía gratuitamente en su misma calle, bien iluminada por farolas. 

El mismo Robin MartHood reconoció el 14 de noviembre de 2023 que en el barrio sólo existían 343 plazas de aparcamiento en la calle y 12 de movilidad reducida. En el culmen de su sagaz clarividencia afirmó que, de esta forma, el vecindario tendría garantizada la existencia de plazas exclusivas para residentes. 186 residentes que, en cuanto se dieron cuenta de la maniobra del concejal, acudieron en masa para no tener que quedarse discriminados en su propio barrio y sin plaza. Más de 600 demandas hay actualmente y subiendo. 

Las zonas ZERcadas 

Una ZER no es más que una cerca con la que el ayuntamiento ganadero estabula al ganado, que eres tú, a través de tu coche, para posteriormente poder sacarte toda la leche que pueda, en forma de tasas de aparcamientos o lo que se saque de la chistera.

De momento, serán sólo 25€ para las reses más necesitadas y que tengan que dejarse ordeñar para poder seguir accediendo al pasto de las plazas de aparcamiento con las que te ceba el ayuntamiento. Un pasto que antes era salvaje y totalmente tuyo y que ahora pertenece al señorito ganadero. Una expropiación en toda regla que encima el ganado resignado agradece.

Agravios comparativos

La zona ZERcada genera implícitamente un agravio comparativo con el resto de zonas no zercadas porque todos los conductores pagan los mismos impuestos de circulación, tanto los que viven en la zona zercada como los que viven fuera, pero mientras unos tienen derecho a aparcar en la zona naranja y en todo el resto del municipio, tanto del mismo barrio como del resto de barrios del pueblo, los discriminados no pueden aparcar en sus zonas naranjas.

Disminuir la demanda de plazas

La ZER de Les Barraques es un reconocimiento implícito, por parte del ayuntamiento, de la insuficiencia de plazas de aparcamiento en esa zona. Es decir, la demanda de plazas de aparcamiento en Les Barraques supera a la oferta. ¿Tendrá algo que ver en esto las calles peatonalizadas?

Aumentando plazas de parking privado

La solución, pasa de nuevo por una ciudadanía que no ha generado el problema pero que tiene que sufrir las ocurrencias del Il.luminatti. Así, TODOS los afectados que están construyendo en estos momentos una casa en el barrio tienen planeado un garaje en la planta baja. Esta es la situación. Pásense por la zona y podrán verificar el argumento. Plaza de garaje que se podría dedicar a disponer de otra estancia exterior en la casa con vistas a la calle y que no se puede porque hay que dedicarla al aparcamiento del vehículo. Todo pagado con dinero privado y particular. Una plaza que el ayuntamiento no paga pero fuerza a que la gente tenga que hacérsela, de facto.

Expulsando demanda fuera del barrio

Por otro lado, si sólo por residir en la zona ya tienes la autorización para poder aparcar, se parchea el problema eliminando de la demanda a los no autorizados. Pero esto sólo reduce la demanda, no aumenta la oferta y sólo es un parche que reduce, pero que no soluciona el fondo del problema. 

La demanda de no autorizados, es ahora expulsada a otras partes del pueblo, incrementando la presión en otras zonas. Desplazar el problema no es solucionar el problema.

Reducir la demanda de autorizaciones

Una forma de eliminar el exceso de demanda de autorizaciones es  sacarse de la chistera un nuevo impuesto para los que usen las zonas naranjas. De esta manera, se genera:

  • Una discriminación para los que no lo puedan pagar: gente que no resida en el barrio o no puedan pagar el coste del privilegio. De momento, son sólo 25€ por plaza, pero nada garantiza que frente a una demanda en alza y una oferta cada vez más reducida, los precios suban en el futuro.
  • Una vez asimilado el impuesto, tal y como marca la técnica de control social de la Ventana de Overton, nada impide que se siga subiendo en el futuro o que se añadan más.
  • Una discriminación para los que no lo quieran pagar, pudiendo hacerlo, por no ser serviles y víctimas del ayuntamiento.
  • Una forma de garantizar el ayuntamiento la discriminación de los que no sean anaranjados, porque al establecer un cobro o impuesto, convierte al ZER en un servicio y al ayuntamiento en un garante del mismo.
  • Un intento de limpiar la mala conciencia del ayuntamiento al garantizar un privilegio cursi a los anaranjados pero presentarse, precisamente el garante y generador de ese mismo privilegio, como  defensor de los débiles, que no pueden alcanzar ese privilegio. La zorra cuidando de las gallinas. 
  • Un intento de pretender presentarse como un nuevo Robin MartHood de CatarrojerWood que saquea a los agraciados anaranjados para dárselo a los pobres desgraciados, que nunca somos nosotros, porque no se nos baja el IBI, ni la tasa de circulación, ni ningún impuesto conocido. Más bien al contrario, en su creatividad enfermiza, Jack Martin, el enterrador de Catarroja es capaz de sacarse de su chistera nuevos impuestos sintetizados en el lóbrego laboratorio de impuestos del tercer sótano de la alcaldía. Lo de la chistera es porque la situación viene a resultar de chiste... de mal gusto.

Para poder facilitarte que puedas tragar con estas medidas que no van a solucionar el problema de fondo, la alcaldía suele embadurnarlas con abundante lubricante en forma de eufemismos y sarcasmos con los que pretende hacerte comprar una liebre que no es más que un gato disfrazado.

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