Agradecemos al ayuntamiento la paciente espera con la que ha logrado finalmente llenar gratuitamente el estanque de la plaça del Funeral. Un tiempo de espera en el que han podido reprimir estoicamente las ganas de acabar con unas obras que prometen superar en tiempo de ejecución a las de la catedral de Burgos.
La imagen del agua reflejando al curvado cuerpo femenino de una escultura que desafía impertérrita a los fríos otoñales y una vela del barco infantil al fondo. Ambas combinadas, generan una imagen impagable con la que el ayuntamiento ha tenido a bien deleitar al pueblo de Catarroja, que no estaba acostumbrado, para nada, a estas exquisiteces.
Un regalo otoñal con el que el ayuntamiento de Catarroja ha tenido a bien compensarnos de los largos años que llevamos sin ver una sola gota de agua en en lo que ya parecía que iba a convertirse en otro estanque ajardinado. Recuerden lo que pasó con el estanque del Secanet, que le costó la vida a Croqui.
Una
espera que libra al pueblo del terrible gasto del consumo de
agua de los estanques al rellenarlos con el agua de lluvia ecológica que
literalmente CAE DEL CIELO.
En fin, una política ecosostenible y resiliente que abandera a un ayuntamiento comprometido con el medio ambiente.
No tardarán en vaciarlo por goteras o por limpieza en cuanto comience a verdear en su proceso ecológico natural.
Aprovechen, mientras tanto,
y hagan fotos para poder mostrarlas posteriormente a sus nietos cuando
sean mayores y puedan alardear delante de ellos de cómo era Catarroja
antes y de que ustedes llegaron a conocerla así. Es una oportunidad única que no pueden dejar pasar.
Yo
más bien pienso que esto puede que sea un fallo de Matrix y se haya
escapado, por un instante efímero, un destello del sueño idílico de
Catarrojix. Gracias, ayuntamiento de Catarrojix por dejarnos recordar cómo eran las cosas antes de la pandemia.
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