Duelo a Garrotazos en Catarroja. Francisco de Goya y Lucientes. Óleo sobre lienzo
Jack Martin, el enterrador de Catarroja, a la sazón miembro del partido político "Compro Mis", destronado de la alcaldía en las pasadas elecciones municipales por la PSOE de Lorenity de Catarrojix; ha conseguido mantenerse en su concejalía de urbanismo. Es decir, que su gestión como gran arquitecto urbano catarrojense, ha sido certificado, bendecido y validado como la máxima autoridad urbanista por tercera legislatura consecutiva. Lorenity vió bien su gestión anterior y refrendó que lo siguiera haciendo, con igual gracia y salero, por cuatro años más. La responsabilidad final de las actividades de Jack Martin es, en última instancia, de Lorenity.
Fiel a su obsesión de soterrarlo todo, le ha sentado fatal que Lorenity le exigiera que, al menos, no sepultara también el estanque de la plaza mayor de Catarroja. Y ciertamente no lo ha hecho.
Si ustedes buscan cuánto cuesta hacer una piscina en su chalet, normalmente, las empresas dan de 8 a 12 semanas para realizar las obras a partir de un terreno virgen. En esta previsión conservadora se incluye el realizar el proyecto de piscina, solicitar los permisos y realizar la excavación del terreno, cuestiones todas ellas que no serian necesarias en este caso porque el estanque ya existía previamente y es el mismo ayuntamiento el que puede acelerar la cuestión de permisos porque es precisamente él quien los otorga.
Jack Martin, el enterrador de Catarroja, le ha pegado a Lorenity una patada en nuestro culo, haciendo un ostentoso fraude de ley consistente en retrasar indolentemente las obras hasta el paroxismo. Si ustedes han estado al tanto de las obras en la plaza Mayor, habrán notado que han habido días y días en los que no se ha visto ni un obrero en la plaza; o que si los había, solían ser un par. Vamos, que la empresa constructora nos utiliza no como obra principal, sino como encargo residual, de forma que va avanzando en las obras sólo cuando no tiene trabajo en otras o cuando se le desconfigura el cuadrante de trabajo de los obreros y nos los manda de relleno a ir haciendo lo que se pueda, cuando se pueda, al ritmo que se pueda y si se puede. Sólo así se entiende que unas obras que tendrían que haber tardado unas pocas semanas, se estén prolongando durante meses y meses sin visos de acabar este año.
Y todo abierto a la vez, por todas partes. Esto parece ya la película del 2022. Todo empantanado, sin poder usar nada porque todo está en obras y todas las obras al ralentí. En contadas ocasiones han llegado a la friolera de cuatro, como cuando se puso las pilas Jack para poner el marcha atropelladamente el parque infantil tras una denuncia en las RR.SS. Sólo cuando se denuncia esta situación, parece que el gobierno municipal se activa y se pone las pilas.
Así, nos ha obligado a vivir, en plenos estertores de la sucesivas olas de calor estival, sin disponer ni siquiera del estanque de la plaza mayor. Estanque que algo nos hubiera aliviado durante los rigores del estío. Estanque que, si miran en el enlace anterior, podría haber sido reparado en menos de un mes y cuyo parto no sabemos todavía si se alargará hasta cumplir completamente las 42 semanas de rigor antes de ver la luz en septiembre después de haber comenzado el año pasado y siempre después de las fiestas mayores del pueblo. Todo un regalo envenenado con el que ha condescendido el concejal desde su iluminación inmarcesible en el Olimpo de los dioses de la ordenación urbana
Igual está esperando a que pase el embarazo completo para denominar al estanque "El estanque de los partos", que no de los patos.
Esperemos que esté al menos listo para las fiestas patronales y que no volvamos a tener bochornosas imágenes como la siguiente:
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