La caída otoñal de la hoja


Hace tiempo, Manolito ni siquiera tenía hojas verdes, pero con el estío y el incremento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático, le salieron unas hojas que inmediatamente se tornaron marrones justo antes de las fiestas del pueblo, quedando así de presentable.


 

Como era de prever,  y siguiendo los mecanismos establecidos por la madre naturaleza, vinieron las primeras y previsibles lluvias de septiembre, las cuales, remojaron las hojas y con ello, facilitaron su desprendimiento.

 

La caída de las primeras hojas y todavía no era oficialmente otoño.

 

Algunas de ellas, quedaron dentro de Manolito y otras fuera.

 
La fuerza de la gravedad y el viento fueron haciendo su predecible trabajo


 
El esforzado ayuntamiento, queriendo evitar ver a la ciudadanía el obsceno proceso de una macabra danza del vientre, intentó, en un encomiable ataque de pudor, tapar sus vergüenzas vanamente.




 
Pero todo fue en vano y el ayuntamiento tuvo que rendirse ante la evidencia y dejar que el desagradable proceso de exfoliación siguiera inexorable, aunque el pueblo intentó socorrerle.
 
Al menos, le pusieron un excusado donde hacer sus necesidades. Una iniciativa tan encomiable como inútil.

Finalmente, acabaron cayendo las más frágiles que fueron recogidas amablemente porlos ciudadanos de Catarroja que observaban atónitos la decadencia.
Hasta que finalmente sólo le quedó una única hoja que intentó resistir durante días hasta que las aciagas lluvias del 22 de octubre acabaron de empapar la última hoja que le quedaba y los vientos huracanados la desprendieron

Última hoja de Manolito intentando aguantar hasta el final

Hoja desprendiéndose por las lluvias de finales de octubre.

Obsérvese la fisura superior en el panel de MDF por la cual, en poco tiempo, acabará fragmentándose y cayendo irremisiblemente al suelo, tal y como lo hicieron el resto de sus compañeras bajo la mirada atenta de la alcaldesa, desde la ventana de su despacho calentito y seco que está al otro lado de la plaza. Una mirada inexpresiva e indolente; insensible con el drama que se está viviendo por parte de la ciudadanía a pie de calle.


Otro plano de la hoja desprendiéndose por las lluvias de finales de octubre.

 

Otras hojas pudriéndose en el interior de Manolito por las lluvias de finales de octubre.

Y finalmente, la barrancada del 29 de octubre de 2024.

Pobre Manolito.















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