Sabuesos

Si usted paga un servicio de recogida de basuras, usted espera que la basura sea recogida todos los días.

Si usted contrata un servicio de gimnasio, no espera ir a un aparato y encontrárselo roto. No espera que la rotura dure mucho tiempo. Y lo que tampoco espera es que tenga que ser usted, el que paga el servicio, el que tenga que ir a decirle al propietario que lo arregle. Si usted llega a tener que decirle eso al dueño del negocio, es que mal va el negocio y más inepto es quien lo lleva.

Y el colmo sería que hubiera un formulario que tuviera que rellenar para poder decirle al jefe que tiene rota una cinta de correr o que, por favor, retapice de una vez el skay roto de la banqueta de hacer pesas. ¿Verdad que quedaría ridículo?

Pues vamos a ir un paso más allá en el esperpento que rodea a nuestro ilustrísimo ayuntamiento de Catarroja.

¿Qué pensarían ustedes si además de todo lo anterior, el dueño del local se pasara las horas muertas en el bar escuchando lo que hablan los clientes entre sí y arreglara los aparatos en función del nivel de quejas que escuchara? Pues eso mismo es lo que ocurre en nuestro ayuntamiento de Catarroja.

Denuncia de la situación cuando ya llevaba tiempo rota sin que el ayuntamiento hubiera arreglado la rotura por uso

Por ejemplo, una señora se queja en el muro de un grupo en una red social sobre la rotura de un escalón que da acceso a unos columpios infantiles el 8 de octubre de 2024. Sin que haya ninguna contestación explícita por parte de la alcaldía a través de sus muchos perfiles disponibles; como si de un espía se tratara; agazapado en el tercer sótano de la alcaldía; un concejalillo gris está tomando nota y relamiéndose del nuevo trofeo que se atribuirá en exclusiva a su magnífica gestión.

Exhibición del trofeo cazado

Ni la más mínima consideración, sin dar las gracias a Dña. Susana Broseta, la persona que denunció la situación en las RR.SS., sin usar los canales autorizados, la gente de Catarroja ya sabe que un concejalillo está husmeando de día y de noche, rastreando y monitorizando, alerta a la más mínima insinuación que pueda poner en peligro su reputación.

El pueblo de Catarroja es utilizado por este personaje como un sabueso que se pasa todo el día husmeando por las calles de Catarroja. Y mientras tanto, el concejalillo, apostado en su tollo, espera pacientemente, sin moverse de su poltrona, en su despacho con aire acondicionado. Detrás de su ordenador espera a que un sabueso catarrojense le levante la liebre para poder dispararle después a placer desde su muro particular y mostrar orgulloso a todo el mundo lo bueno que es cazando desperfectos y arreglándolos; cuando en realidad, sin los ciudadanos a los que utiliza, se comería los mocos.

En una situación normal, existiría un equipo de mantenimiento preventivo que se pasaría, al menos una vez al mes por cada instalación para revisar cómo está el estado del servicio. El deterioro de esta instalación habría sido detectado hace semanas y se habría procedido a la sustitución del peldaño deteriorado ANTES de la rotura. Pero el ayuntamiento está en el mantenimiento reactivo y es preferible poner en peligro la integridad física del niño que ha tenido que sufrir el accidente con la rotura del peldaño que prevenir el accidente. Todo un símbolo de que lo que le importa a nuestro consistorio son nuestros impuestos, no la salud de las personas.


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