Hasta aquí llegó la barrancada

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Aquí os dejo dos.
Tal vez os parezca una imagen sin importancia, pero si entramos a analizar los detalles, se puede observar que, a diez meses de la barrancada del 29-O de 2024,  

Calle de Crescenci Chapa. Señal de marcado de hasta dónde llegó la barrancada del 29-O de 2024

Pueden ver una cerámica conmemorativa en la que se deja constancia de hasta qué altura llegó la barrancada en una calle peatonalizada que se inauguró justamente el día de antes de la barrancada. Pueden ver que, efectivamente, quien la puso no engañaba porque en la casa de la izquierda, todavía tenemos la marca de hasta dónde llegó el agua embarrada en la fachada de una casa que todavía no se ha reparado, DIEZ meses después de la barrancada.

Hago notar que  si bien la marca se fijó en la fachada tras estabilizarse el flujo de agua, en el momento del fragor, con coches desplazándose flotando sobre el agua, el movimiento de las aguas saltando sobre los bultos que había debajo, los tapones de coches apelotonados, enseres que viajaban de no se sabía dónde a ninguna parte... el gua, seguramente alcanzaría alturas superiores. Las salpicaduras por encima de esa línea en la fachada, así lo atestiguan.

Nótese que, en la oscuridad de la noche, si alguien pasaba flotando, no encontraría ninguna hendidura para poder agarrarse o meterse en casa para poder resguarecerse de las aguas dado que la altura de las aguas, llegaba justo hasta la parte superior de la entrada al garaje, que ya estaba a no menos de 220cm de altura.

DIEZ meses después, puede verse todavía ese color amarronado que no quiere desaparecer de las esquinas de las casas y de entre las comisuras que unen los adoquines envejecidos por el paso de unas aguas corrosivas y el trato desconsiderado de la maquinaria pesada que allí se llevó toneladas de escombros, coches y basura.

DIEZ meses después, se puede ver que la recuperación no ha llegado a todas partes, que es asimétrica, que durará mucho más de lo que nos pensábamos, que siempre habrá una casa, un detalle, una esquina que nos recordará la magnitud de la catástrofe sufrida.

La cerámica es una forma elegante de recordarnos lo que pasó y hasta dónde pasó. Una forma elegante de no querer olvidar, de pasar página pero dejando un marcapáginas para dejar clara la afrenta que recibimos, la inmensa ayuda regalada de forma espontánea.

La altura a la que se ha colocado la placa mide no sólo la solidaridad de un pueblo sino también la ineptitud de nuestros gobernantes, su división, la ceguera de los que sabiendo el riesgo en el que estábamos, siguieron actuando como si no fuera a ocurrir esta desgracia nunca, priorizando antes sus metas ideológicas que el bien del pueblo al que se deben.

Para que nunca se nos olvide. Especialmente en las siguientes elecciones.

 


 

Comentarios