Cola del hambre en Algemesí. Foto obtenida del periódico Levante, EMV
La barrancada del 29 de octubre de 2024 bañó con sus aguas fecundas, centenares de kilómetros cuadrados de uno de los páramos más fértiles de la vega valenciana. Aguas llenas de nutrientes generosamente repartidos por doquier.
Al albur de unas temperaturas amables, comenzaron a florecer plantas que creíamos ya extintas, pero cuyas semillas yacían agazapadas, esperando que se dieran las condiciones adecuadas para desarrollarse y florecer, en todo su esplendor. Muchas especies comenzaron a pulular por doquier. Entre ellas, en esta entrada se destaca al Marsupialis Communis.
Los especímenes de Marsupialis Communis suelen pasar el invierno refugiados en sus madrigueras, minimizando las salidas al clima exterior, que suele ser inhóspito. No hibernan; simplemente pasan el invierno escondidos en sus madrigueras. Es por ello que, cuando el clima es más amable y benigno, y créanme, en aquellos días de la barrancada del 24, eran muy benignos, suele desarrollar su actividad incautatoria con un frenesí digno de ser grabado a cámara lenta para poder observarlo adecuadamente.
Pertenecen al género de los acaparadores. Son profundamente territoriales y celosos de sus familias, por lo que no tienen escrúpulos en acumular todo tipo de recursos, sean del tipo que sean, con tal de incrementar en algo sus probabilidades de supervivencia, aunque esto ponga en peligro la de las demás especies o incluso especímenes de su propia raza. Su codicia, aunque sea miserable, sólo es comparable a la de una multinacional, si bien a una escala de penuria.
Durante el año, se les suele observar detrás de las cabalgatas y especialmente de las carrozas más sabrosas y suculentas en las fiestas patronales de septiembre o Navidad. Vienen dotados de un marsupio en forma de bolsas de supermercados locales en los que puede colocar cualquier tipo de producto lanzado desde las carrozas. Especialmente la del ayuntamiento que, por la suculencia de los despojos que de ella caen, está especialmente rodeada de rémoras agradecidas.
Durante los días de la barrancada, dado que no había cabalgatas, se les solía observar en las colas del hambre. Su celo por la supervivencia de su clan se manifiesta en su falta de empatía con las necesidades de los demás. La hembra de la especie suele levantarse con el sol y está, desde primeras horas de la mañana en la cola que abre primero. Tras rapiñar todo lo que pueda, suele desplazarse a la madriguera a descargar el botín para, sin solución de continuidad, desplazarse a por la siguiente cola, a picotear lo que se pueda. Y créanme, están muy capacitados. Pueden estar durante horas merodeando al acecho, con las alas extendidas, por las calles del pueblo. En cuanto detectan un lugar de distribución espontáneo, no tiene reparo en acudir a por su tajada.
A medio día suele mandar a sus cachorros a por raciones ya cocinadas de comida o lo que pueda acaecer. Al caer la noche, cuando todos los gatos son pardos, mientras la hembra cocina algún despojo de la rapiña del día, suele mandar al macho de la especie a repetir la jugada realizada por la hembra por la mañana, con el fin de duplicar las capturas de recursos. Dado que el macho es más fuerte que la hembra, puede manejar más marsupios y traer a casa más presas para acumular en la madriguera y garantizar la supervivencia de la especie durante los duros días de invierno.
Especialmente importante son las poblaciones migrantes de este espécimen que provienen de ecosistemas que no han sido devastados por la barrancada y, por lo tanto, carecen de las fuentes de suministro que florecen abundantemente por estos lares, regados por ricos nutrientes del limo dejado por la riada. Dado que sus vehículos no han sido dañados, se desplazan desde las cercanías hasta el perímetro accesible de la zona rica en pastos para rapiñar su "compra gratis".
Pueden conocer otras especies que aparecieron en aquellos aciagos días en el siguiente listado.
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Esta entrada corresponde a un fragmento de uno de los capítulos que forman parte del libro "CORAZONES DE BARRO (Relatos de la Dana)" editado por la editorial Vinatea. Se puede adquirir por un módico precio y los beneficios devengados de la obra se dedicarán a la ayuda a los DANIficados (Damnificados por la DANA del 29 de octubre de 2024) a través de la Fundación Vinatea Editorial.
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