La economía de la escasez también es denominada economía de penuria. Es un término inventado por el economista Kornai, que
se usó para criticar las viejas economías de planificación
centralizada de los países comunistas de Europa Central y del Este.
Según Kornai, una economía de penuria consiste en generar deliberadamente una escasez, que suele presentar las siguientes características:
- Es general, es decir, que afecta a todos los sectores de la economía (bienes de consumo, servicios, medios de producción y materias primas).
- Es frecuente, intensa y crónica.
- Puede ser paliada excepcionalmente por excedentes ocasionales.
- Cambia el mercado de compradores y vendedores.
- Fuerza a pequeñas restricciones presupuestarias.
- Comportamiento paternalista de los responsables de la existencia de la misma escasez.
- Suele estar generada por los mismos que dicen paliarla.
- Inflación.
Aplique ahora estos principios a las plazas de aparcamiento a las que se están aplicando la economía de la escasez:
- Es general, afectando por igual a TODO el pueblo y a todos los estratos sociales.
- La escasez de plazas es permanente, intensa y crónica.
- Excepcionalmente se presentan a bombo y platillo excedentes ocasionales que sólo sirven para parchear la permanente falta endémica de plazas de aparcamiento en Catarroja.
- Esto ha alterado el mercado de plazas de aparcamiento en Catarroja, elevando los precios de los que todavía pueden encontrar alguna vacante en el centro.
- La ausencia de plazas fuerza a la gente a tener que realizar ahora unos gastos que anteriormente no tenía cuando aparcaba en la puerta de su casa. Entendiendo por gastos, no sólo el dinero extra que ahora tiene que gastar dando vueltas y vueltas por el pueblo intentando aparcar, quemando más y más combustible, aumentando la cantidad de CO2 que ahora tiene que gastar para realizar el mismo aparcamiento, desgaste del vehículo...
- Se produce una inflación en la que o bien los precios suben o la calidad del servicio se degrada bien por la restricción del tiempo del servicio, por la cantidad de plazas, bien por la situación inapropiada...
De esta manera, el responsable de convertir en un bien de lujo, un bien de consumo, como es una plaza de estacionamiento; se transforma en una autoridad paternalista (en el caso de Catarroja, maternalista) que saca rédito político. El interfecto se convierte en un salvador de la patria cada vez que se saca de la manga plazas de aparcamiento sin mencionar los inconvenientes de estas "nuevas" plazas respecto de las que ha eliminado, como por ejemplo, la eliminación de un carril de circulación que amontona el tráfico en un único carril y los correspondientes embotellamientos, especialmente en los puntos calientes de colegios en las horas punta de entrada y salida o en las horas de salidas y llegadas del trabajo a la residencia.
Ciertamente este tipo de medidas comunistas vienen a apoderarse, por parte de los poderes públicos, de bienes que ya eran comunes y de uso libre por la ciudadanía:
- Lo que antes ya era todos, ahora es del ayuntamiento.
- Lo que antes era gratis, ahora hay que pagar al ayuntamiento y por múltiples motivos: zona naranja, zona azul, vados, aparcamiento delante de tu propio vado...
- Lo que era abundante, ahora es escaso.
- Lo que antes no producía conflicto, ahora enfrenta a los ciudadanos.
Es la táctica que ya denunciaba Friedrich Engles en 1845 cuando afirmaba que: "Primero chupáis la sangre a los trabajadores y luego practicáis con ellos autocomplaciente filantropía, presentándoos ante el mundo como benefactores de la humanidad cuando dais a las víctimas una centésima parte de lo que en verdad les pertenece"
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